Bienvenido Piscis!

Piscis…representan el signo de aquello que no puede ser definido con palabras….que solo puede ser sentido…que no tiene límites precisos….el océano…la sensibilidad…la compasión…el amor incondicional. Como tercer signo de agua, sus cualidades son espirituales y tienen la capacidad de transformar aquello que tocan.

A menudo no actúan de manera racional sino más bien instintiva…esto los hace ver volubles pero también muy creativos…agregando esa especie de locura a todo aquello que hacen.

Si el agua de Cáncer representa los vínculos familiares, importantes para la fase infantil, los vínculos que nos nutren, nos visten, nos protegen de los peligros; si la segunda agua, la de Escorpio, es un agua adulta, madura, que investiga, que busca los vínculos utilizando los sentimientos para unirse a sus semejantes, con el objetivo de crear una entidad ampliada con respecto a la familia; el agua de Piscis supera cualquier barrera y se une con el todo, se convierte en universal. Cáncer se une con los consanguíneos, Escorpio con sus semejantes, Piscis con la humanidad. “Ama a tu prójimo” es el mantra que buscan y utilizan, aunque racionalmente pueden no ser conscientes de ello. El “prójimo” se refiere a todos, incluidos los enemigos y los desconocidos, con una mayor atención a las personas que sufren. No es casualidad que este signo esté asociado a los principios del cristianismo: entre ellos, el concepto de “sacrificio” por los demás, el hacerse humillar en la cruz, es muy fuerte en el inconsciente del signo.

Querer salvar a los demás, o al menos ayudarles, hace que las personas de este signo se encuentren con sujetos con trastornos mentales y físicos, bastante evidentes. Son los salvadores de la humanidad que, sobre todo en hombres, los transforma en personas autoritarias muchas veces. Esta actitud es la consecuencia de la gran sensibilidad que poseen y que los hace vivir con una actitud compasiva, participando en los sufrimientos de los demás. A menudo encontramos personas con aspectos importantes en este signo que realizan trabajos en hospitales, residencias de ancianos, cruz roja, psicología. Siempre están en la ayuda de alguien. Sin embargo, esta fuerte empatía los pone a merced de las corrientes emocionales. Podría salir de casa de buen humor pero, al encontrarse con una persona que sufre, dejarse condicionar. Lo contrario vale también: saliendo de casa de mal humor pero encontrando a una persona alegre en la calle, Piscis vuelve a sonreír. Siempre buscan un estado alterado de la conciencia, a veces inducido (por adicciones como alcohol, drogas, sexo o psicofármacos, antidepresivos). Otros, en forma más evolucionada, son personas que logran hacer viajes astrales, aquellos que tienen la capacidad de meditar y entrar en profundo trance. 

Quien entra en contacto con una persona de Piscis, debe saber que tiene frente a si un espejo muy potente: son como una pantalla cinematográfica donde cada uno proyecta su propio miedo; por eso, a veces son tratados mal por las personas que les importan. Son el signo del infinito, de lo desconocido, del vacío cósmico, del inconsciente colectivo, donde todos nuestros miedos encuentran hogar. La persona que tiene delante de sí un Piscis proyecta su miedo, su lado destructivo; aunque la persona no es en absoluto como lo ve el otro, sin embargo percibe en él, o en ella, algo que destruir. Sin saberlo, buscan la humillación. Si se usan conscientemente, estos aspectos potencialmente negativos pueden convertirse en capacidades importantes: desarrollan el terapeuta y el psiquiatra. Los encontramos a menudo, de hecho, en ambientes donde la carga humanitaria de servicio es fundamental. Dada su notable sensibilidad,  son excelentes artistas: poetas, pintores, actores, bailarines. Pueden crear cosas que otros ni siquiera pueden imaginar. Trabajar en el campo artístico es su prerrogativa. Es el signo de los Sueños y de su realización.

El planeta que los gobierna es Neptuno, asociado al séptimo chakra, a la apertura hacia lo espiritual, lo absoluto y lo desconocido. Es el planeta que pone el Todo, el Universo en conexión con lo material, con el hombre, con lo visible. Es evidente que, ante la sensación de vacío, de inmenso, de algo mucho más grande, el hombre entra en un estado de miedo. La despersonalización, el temor de perder la propia identidad ya no detectable, sino de pertenecer a una dimensión que engloba todo, que hace de todos un Uno, es algo aterrador para el ser humano. 

Quién nace bajo este signo, tiene como finalidad vital unir lo visible con lo invisible, superando cualquier forma de división del mundo. Todo es Uno y Uno es Todo. Es encontrar la armonía de los opuestos a través de la eliminación del juicio hacia las mujeres. En efecto, quien pertenece a este signo puede haber vivido problemas con la madre. El hombre convirtiéndose en un “marinero”, lleno de sí mismo que en cada puerto deja su huella biológica; la mujer buscando situaciones que humillan su feminidad relegada en algunos momentos, en función de Geisha, o, por el contrario, vistiendo los zapatos de la campeona del feminismo. En el momento que deja de tener esta actitud, Piscis se convierte en el verdadero sanador de la Humanidad. Gracias a ellos, podemos ser mejores personas: acogiendo a nuestro femenino, expresando todas nuestras cualidades que permiten un crecimiento, evolución, superando el bloqueo que nos impide ser completos. Debemos agradecerles continuamente por su función, a menudo de sacrificio, que se asume en el momento del nacimiento. Son almas elevadas. 

Si no vive correctamente, el sueño de vida puede convertirse en una pesadilla. Estados alterados de conciencia inducidos por drogas, alcohol y adicciones de todo tipo son utilizados para escapar de un sentir y percibir demasiado acentuado. Y entonces el lado femenino, el negativo, el de los chantajes morales, de la manipulación emocional, del engaño, de los subterfugios, toma el control y la persona se enajena. Los temores se hacen realidad, y a menudo se utilizan sustancias alteradoras para contrarrestarlos. El propio lado oscuro toma el control, todo se vuelve negro y el salto al vacío se convierte en una caída.

Arte: Beverly Ash Gilbert

 

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