Neptuno, el Arquetipo de la Gran Madre Compasiva se une a Lilith, la Luna Negra. Neptuno está relacionado con la parte humana que está despertando, al notar cómo el mundo podría ser diferente, más amoroso, noble, limpio. Parece un gran contrasentido, dado los acontecimientos actuales.
Neptuno, la Gran Madre Compasiva, nos está guiando fuera de la ceguera espiritual, fuera de la ilusión, y nos ayuda a comprender profundamente, a nivel celular, que no hay separación. Este es el estado de conciencia al que se puede acceder ahora, y es necesario más que nunca, precisamente porque el mundo está corriendo dentro de un flujo totalmente esquizofrénico.
Podría llamarlo una gran prueba, para ver hasta qué punto somos coherentes y sincrónicos. Mientras todo parece desmoronarse, ¿podemos respirar, estar en paz y dejar que todo sea? Del 24 de septiembre al 02 de octubre la Gran Madre se une a Lilith, que transita por Piscis desde mayo de 2019 hasta fines de enero de 2020. Lilith es la Sombra de la Luna, por lo que sólo considero su conjunción con un planeta cuando es precisa en grado, en este caso 16° Piscis.
Lilith está lejos de ser compasiva; es la negra rabia madurada a causa de una enorme frustración, una violación sufrida, una falta de amor total y escalofriante. Nada fácil de ver. Cada humano esconde este lado, generalmente muy profundo. Allí donde Lilith está en el mapa de nacimiento, la persona se ciega a cualquier tipo de belleza que emana de ese sector de la vida. No ve, no se da cuenta de la situación real y se mueve reactivamente, defendiéndose. El «problema» es que la personalidad no acepta este lado incómodo, lo reprime y lo juzga, a menudo proyectándolo sobre los demás.
Nos castramos para no dejar salir esa urgencia fatal y nos obligamos a no respirar, a no sentir, casi terminando por no vivir, no tener una relación, no ponernos en juego hasta el fondo. En este abrazo por parte de la Madre Compasiva, la parte obscurecida se puede rendir, es decir, podemos dejar que se exprese, sin tener miedo a ser «malos» o demasiado incómodos para los demás. Podemos en esos días de tránsito conjunto rendirnos a nosotros mismos, para ser un poco más verdaderos, llegando a integrar ese lado incómodo, sí, pero que encierra una gran fuerza, la asertividad.
Podemos empezar a vivir en todo el espacio posible, tomando ese espacio, dándonos cuenta de que tenemos un volumen, de que podemos ser vistos y quizás incluso amados. Nos permitimos existir y establecer fronteras sin dejar que otros entren. Podemos decir que no, seguros de que no sufriremos más si los demás se quedan fuera de nuestro jardín. Otorgarse esta libertad es un gesto de amor inmenso. No podemos amar realmente a nadie si no pasamos por este tipo de abandono total a sí mismos.
El tránsito se activa inmediatamente después del Equinoccio de Otoño para animarnos a ver todo lo que aún no hemos podido ver. Cuando el Sol llega a esta época del año, su luz entra e invita a la conciencia a hacer lo mismo. Los Arquetipos Planetarios nos están guiando de manera precisa: nada se puede dejar atrás. Incluso si pensamos que no podemos hacerlo, no importa. El punto no es resolver. El punto es aceptar y dejar que sea, por lo que la respiración se libera, el corazón se alivia y aumenta el espacio para incluir. No más separaciones.
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