En estos días se produce el desplazamiento de los Nodos Lunares, del eje Capricornio/Cáncer al eje Sagitario/Géminis. 18 meses de viaje en busca de intimidad, de un intercambio nutritivo con los demás, restableciendo la relación principal de la que todo parte, aquella con nuestra madre, de la que hemos tomado la vida y la nutrición. Fue necesario enfrentarse con la conciencia de la cantidad de vida que tomamos en ese momento.
Cuando respiramos por primera vez, ¿cuánta vida tomamos? ¿Con qué ímpetu nos hemos unido a los pechos y nos hemos ofrecido a tomar todo el amor posible? Por supuesto, hay humanos que han tenido nacimientos difíciles. A veces el programa de vida lo prevé. Si ese es nuestro caso, ¿permitimos que esa realidad tenga su propio espacio en el corazón, honrando nuestro destino? Tal vez nos dimos cuenta de la presencia de tantos vacíos, de lo aislados que estábamos dentro de nosotros con respecto a los demás, del miedo que teníamos de sufrir por amor, minando en la base la posibilidad de estar en una relación sana. ¿Cómo nos sentimos al final de este ciclo? Qué aperturas se han producido y cuánto nos hemos sentido dispuestos a fusionarnos con la Madre, con la Vida, con el Amor, con la Abundancia?
Ahora con el cambio del eje zodiacal, se modifica el propósito: se nos pide que dejemos atrás la presunción, el sentido de desapego intelectual, el sentirse ya iluminados, ya gurús y poseedores de la Verdad, para movernos hacia la sencillez, la alegría, la ligereza.
Después de 18 meses de trabajo emocional incesante, puede que hayamos adquirido la fuerza y la presencia de poder comunicar libremente nuestras emociones, aportando claridad a las intenciones y honestidad en nuestras relaciones. Hemos dejado atrás la carrera contra el tiempo de una mentalidad competitiva para darnos cuenta de las pequeñas cosas, apreciando el aquí y ahora. Ahora podemos estar listos para otro viaje.
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