Eclipse Total de Sol en Sagitario

Hoy se produce un Eclipse total del Sol (visible sólo de América del Sur). Cómo decir vacío de Luna y vacío o intermitencia de Sol. Interrupción de la claridad. Apagón. Aparición de la sombra, la que como un río de oscuridad, debe alcanzar su máxima plenitud para retirarse y permitir la visión del esplendor de lo que vendrá. 

La energía se contrae rápidamente hasta alcanzar el cero del Solsticio y el umbral de la conjunción de Júpiter y Saturno entre el 18 y el 20 de Diciembre. 

Sagitario, sin embargo, es el campo existencial de nuestra sabiduría adquirida. Del regreso a lo Divino. De la reconexión a nuestra parte más sagrada.

El mito cuenta que Zeus fue objeto de una conspiración organizada por los olímpicos y dirigida por Hera, su consorte, cuyo corazón orgulloso toleraba mal las penosas traiciones de su marido. El Rey de los Dioses fue atado al tálamo nupcial durante el reposo con mil nudos y cinturones de cuero, mientras que Apolo y Poseidón habían procedido a alejar sus relámpagos con el fin de hacerlo inofensivo. Fue la ninfa Teti, desde siempre enamorada y amante del Rey, quien pidió ayuda a Briareo, monstruo con cien brazos, fiel al soberano, que pudo rápidamente desatar todos los nudos alrededor del cuerpo de Zeus antes de que los conjurados se dieran cuenta.

Así pues, el Soberano, liberado por su preciosa amante y retornado a su plenitud, vio bien castigar la traición de su mujer suspendiéndola en el cielo con dos enormes varas de oro en los brazos y colgándolas de yunques en las piernas. Y lo hizo para que divinos y mortales escucharan sus gritos desgarradores y pudiera servir de ejemplo a cualquier posible futuro subversivo.

Sin embargo esos gritos tan desesperados de la Reina, encontraron el camino hacia el gran corazón de Zeus. Que es un soberano diferente de sus predecesores y posee el don de la empatía y la justicia.

Aunque enojado y amargado, el Rey de los Dioses se apiada de esa criatura furiosa que a menudo ha olvidado y traicionado. Entonces quita las cepas que aprisionan los brazos blancos de Hera y le ofrece un perdón que la desorienta y que desorienta a todos, porque se sabe que las conjuras se lavan con sangre desde que mundo es mundo. 

Pero Zeus capta el reflejo de sí mismo en la traición de su esposa y comprende que alargar la cadena de sangre y venganza no fortalecería su Reino, por el contrario, radicalizaría el odio y el descontento. 

Y la literatura del mito da plena razón al Rey de los dioses porque no incluye otros intentos de subversión por parte de inmortal o dioses. 

¿Somos capaces de esta expansión de corazón cuando el destino del traicionado nos toca? ¿Cuando la oscuridad emerge en nuestras vidas y nos muestra los nudos de la decepción?

¿Somos capaces de vernos a nosotros mismos en el mal que otros aparentemente nos infligen? Las expansiones obedecen sólo al principio de autorresponsabilidad. Júpiter/ Zeus es, de hecho, el principio arquetípico del éxito, de la riqueza, de la realeza, del ser en el ápice, pero estas son experiencias posibles en nuestra existencia sólo cuando el nivel de responsabilidad que vivimos atraviesa el muro del lamento, del victimismo, de creernos esclavos impotentes de un mundo injusto y malo en el que otros nos hacen daño.

Crecer significa expandir el perímetro de nuestra conciencia después de todo. 

¿Hasta qué punto nuestra conciencia se extiende? ¿Estamos preparados para darnos cuenta que donde nos sentimos traicionados, encarcelados o decepcionados, la ley del espejo actúa como siempre? 

No hay nada que suceda que no haya sucedido ya en nuestro interior. 

Zeus es traicionado porque traiciona. 

En el vacío energético que caracterizará el puñado de días que desde hoy nos llevan al Solsticio es posible que surjan situaciones en las que sentiremos impotencia y frustración, momentos de nuestra vida en los que nos sentiremos traicionados o decepcionados. 

Y si esto sucede es para darnos la dimensión exacta de lo que hacemos a los demás o a nosotros mismos sin tener conciencia de ello. 

El mundo exterior es un sueño que cada uno de nosotros proyecta para ver su propia su propia luz sin fronteras. 

Lo que les pasa a los demás nos pasa a cada uno de nosotros, lo que los demás nos hacen nos pertenece y tenemos la total responsabilidad.

Dejemos las armas como Zeus en esta página del mito. 

Preguntémonos dónde traicionamos, olvidamos, nos defraudamos a nosotros mismos y a los demás cuando el mundo nos amarga. 

Como es dentro es afuera. El exterior es el interior. Somos Luz. Nadie excluido.

Después de años y años de encuentros internos fuertes y poderosos, antes de aterrizar en lo que podríamos llamar nuevo, es necesario conectar con el corazón, con la respiración, la comprensión y la compasión, y eso sólo es factible si aceptamos ser exactamente como somos. Por eso el momento es tan fuerte.

Aparecen ante nuestros ojos, se manifiestan dentro de nuestro vientre, todas esas situaciones que llevamos desde siempre. Que siempre hemos evitado, pero ahora ya no se puede. 

Que cuando nos toque movernos a otro lugar, que sea un flujo espontáneo y no un desgarro. 

Permanezcamos en el corazón lleno de llanto, en el vientre que sufre por la antigua herida nunca verdaderamente aceptada. 

No nos dejemos asustar por la intensidad del sentir o por la experiencia demasiado fuerte. Ahora se está manifestando todo para que cada uno de nosotros pueda ser verdadero y sincero consigo mismo, y los acontecimientos exteriores son proporcionales a los colores interiores. 

Si no nos sentimos capaces de afrontar todo esto, aceptemos el sentimiento de impotencia y fragilidad. Ya eso expande la fuerza en el corazón.

No importa lo que está pasando fuera: lo que llamamos mundo es la proyección de nuestro estado de conciencia. Ahora mismo, todos estamos de cabeza porque nos estamos alejando de los viejos paradigmas del miedo. Tener miedo y sentirse desnudo y perdido es parte de este juego. El caos es normal ahora. ¿Cómo vamos a activar algo nuevo si no hacemos espacio primero? 

Es el cuerpo el que conserva esta fuerza y comienza a encontrar una raíz. Mientras observamos el miedo, anclémonos en el amor… esto nos hace resonar como campanas eólicas: expresamos nuestra naturaleza humana, con todo lo que es, con todo lo que somos, con todo lo que podemos regalar.

¡Es un buen comienzo!

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