En el mes Leo tenemos la sacra tarea de irradiar nuestro brillo, de expresar con el corazón todo aquellos que somos.
La última luna nueva, energía que está muy fuerte aún estos días, se conectó con Quirón en Aries, tocando la herida de Transparencia.
Porque es el reflejo de todas las vidas en las que no hemos sido, no nos hemos afirmado, no hemos tenido el valor de luchar por nuestra vida con la sagrada espada de Marte en nuestro puño.
Y Leo simboliza esa parte donde las tomas de consciencia, son capaces de hacernos nacer al mundo de nuevo y quizás realmente. Porque los nacimientos espirituales necesitan una fuerza inaudita, un coraje ardiente, una determinación capaz de superar el tiempo y el espacio.
Por eso Hércules es el hombre mitológico del León por antonomasia. Realiza doce grandes esfuerzos para cubrir la distancia existente entre su parte mortal y la Divina recibida del padre: Zeus en persona.
Hércules es el mismo hombre que se enfrenta al descubrimiento de su verdadera naturaleza, no de átomos de carbono, sino de poder Divino.
Este es el momento de abrir el corazón (Anahata, Chakra Leonino) a lo desconocido y a los saltos sin certeza.
Es el momento del heroísmo.
Ahora.
De la fe ilimitada en sí mismo.
La libertad es un bien escaso por el que aceptar sacrificios, fatiga y límites.
Por el cual arriesgar.
Por el cual vivir más allá de la comodidad de las certezas tranquilizadoras.
Nunca como en este momento.
Brillemos.
Seamos libres.
Somos Luz.
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